La Paz en el Horizonte – Parte 2 Por: Carlos Alberto Baena López

El segundo eje para la construcción de Paz, de acuerdo con el planteamiento que sobre estos temas hiciéramos ocho días atrás desde este mismo escenario, cuando en su momento hablamos del papel que juega la promoción estatal de la Libertad Religiosa en este propósito común, consiste en la participación política de las minorías. El primer eje atiende sobre todo al interior del individuo. Este segundo, se ocupa de una parte crucial en la dimensión colectiva y colaborativa del ser.

Durante más de una década, se han tomado medidas constitucionales y legales en el país, que disminuyen las posibilidades y los espacios de participación política para las minorías. En aras de facilitar los procesos de concertación de decisiones normativas entre el poder ejecutivo y los cuerpos colectivos de discusión y representación pública, sean estos el Congreso, las Asambleas o los Concejos, se ha construido un muy particular concepto de gobernabilidad.

Esto ha implicado que múltiples voces, pensamientos y corrientes de expresión pública, hayan tenido que renunciar forzadamente a la posibilidad de hacerse escuchar y aportar efectivamente, en la construcción de los asuntos públicos.

Pues bien, esta clase de situaciones, impactan negativamente la Construcción de la Paz en su dimensión colectiva, en el entendido que poco a poco, son cada vez más numerosos los grupos o las tendencias, que con ocasión de la falta de incidencia en la toma de las decisiones que los afectan, se ven marginados del andamiaje institucional.

Por eso, como resultará natural y esperable dentro de las conclusiones y las decisiones que deban tomarse a corto plazo, en virtud de la firma de un Acuerdo de Paz en La Habana, la participación política de las FARC estará a la orden del día, y bienvenida, pues avanzar hacia el debate abierto, el diálogo y la discusión pública de las ideas para construir desde la institucionalidad, se constituye en un paso muy afortunado en la vía correcta.

No obstante, esta apertura gubernamental y nacional, debe estar acompañada por otra similar: La que le dé garantías a las expresiones políticas minoritarias para el ejercicio de sus derechos, de modo que cuenten también con facilidades de acceso y permanencia en todos los ámbitos de decisión y poder públicos, para que este esfuerzo colectivo, en el Postconflicto no sea desfigurado en lo político, por la discriminación, la exclusión y la falta de oportunidades.

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