Por una garantía popular esencial Por: Carlos Alberto Baena López

Desde cuando se modificó la Constitución Política en el año 2003, se introdujo en el Sistema Electoral Colombiano la figura del “umbral”; con la clara intención por un lado, de exigir votaciones más altas a los Partidos y Movimientos Políticos en caso que quisieran obtener representación en concejos, asambleas, el Congreso de la República y en general, en cualquier corporación pública de elección popular; y por otro, con el fin que la obtención y el mantenimiento de las personerías jurídicas de Partidos y Movimientos Políticos, dependiera justamente de ese número de votos mínimo, obtenido en las elecciones de Senado o Cámara de Representantes.

Con el correr de los años, bajo el discurso de “fortalecer” estas Organizaciones Políticas, la realidad mostró dos cosas: Primero, que en efecto, los partidos mayoritarios sí se hicieron más fuertes; segundo, que las demás expresiones políticas, muchas de ellas calificadas de minoritarias, se vieron perjudicadas sistemáticamente por estas reformas, lo que las expuso prácticamente a una “desaparición forzada”.

Sin embargo, con ocasión de los preacuerdos alcanzados en La Habana, esta realidad llegó a la Mesa de Conversaciones, la que propuso acciones muy puntuales, mediante las cuales se pronunció el Gobierno Nacional el pasado viernes en la ciudad de Cartagena, en el marco del encuentro la Ruta de la Paz.

Según los anuncios recientes, la buena noticia es que la existencia de las Colectividades Políticas no dependería más de estos umbrales, o barreras legales. Además, se ha abierto la puerta para que se den cita válidamente entre estas formas de organización, los partidos o movimientos políticos de alcance regional, lo que podría fortalecer la participación en municipios y departamentos. No obstante, para estos últimos, quedaría muy distante la posibilidad de concretar un proyecto de Estado que abarque y haga confluir los intereses diversos y presentes en todo el territorio nacional.

Hay que tener en cuenta que existencia no es lo mismo que representación. Si bien la Personería Jurídica no se limitará al número de votos obtenidos, la vocación de acceso al poder seguirá atada a los umbrales. La representación es tal vez la herramienta más fuerte para difundir y luchar por las propuestas que promueve cada colectividad. Garantizar solamente la existencia, sin facilitar la representación, sería perpetuar las condiciones que hasta hoy han debilitado la expresión y la participación.

Columna publicada en el diario impreso: 

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