“Sorpresas” que es necesario prevenir Por: Carlos Alberto Baena López @Baena

El país se vio seriamente afectado hace sólo algunas semanas, debido a la amenaza latente de un “apagón” semejante al de años atrás, situación que puso en evidencia las inconsistencias del sistema y las denuncias por los malos manejos de los dineros pagados por los colombianos. Por su parte, el fenómeno de El Niño deja dudas acerca de la capacidad hidroeléctrica del país para satisfacer la demanda. De ahí que sea necesario analizar si fueron o no suficientes y oportunas las medidas que los responsables asumieron en su momento.

La falta de agua acentuó el problema de generación de energía eléctrica; pero ¿qué pasó con los ganados? ¿qué ocurrió con los cultivos? ¿cómo se apoyó a los campesinos? ¿cuál fue la devastación dejada por los incendios? ¿cuántas personas vieron frustradas sus aspiraciones por todas estas circunstancias? Son algunas de las preguntas a las que no se les dio una respuesta apropiada.

La crisis energética también nos hace reflexionar sobre los retos que el gobierno deberá asumir para soportar la demanda a futuro. El BID plantea la necesidad de proyectar una nueva infraestructura energética capaz de satisfacer los requerimientos del mañana.

El país que hasta hace diez años era una potencia energética debido a su riqueza hídrica y a la regulación de interconexión que se diseñó en su momento, no modernizó dicha regulación, ni tampoco se tomaron medidas a tiempo.

Hubo debates, denuncias, y renuncias. Las Corporaciones Autónomas Regionales, los Ministerios, el Sistema de Gestión de Riesgos, fueron algunos de los llamados a cuentas. Pero ¿a qué viene todo esto? La idea es dar una voz de alerta sobre lo que ya está a las puertas una vez más, y que da la impresión, no se le está prestando la atención debida: El fenómeno de “La Niña”.

Hace algunos años, denunciamos varias situaciones desde el Senado de la República, las cuales por estos días, es necesario recordar. Anotábamos, por ejemplo, que Colombia se encontraba en los primeros lugares del mundo, calificado como país en riesgo extremo, a causa de su vulnerabilidad ante los desastres naturales. Además de lo anterior, la coordinación de asuntos humanitarios de la ONU aumentaba las alarmas, haciendo énfasis en los altos índices de mortalidad que esta clase de acontecimientos dejan en nuestro territorio.

Esperamos que ahora a Colombia no la tomen por sorpresa, sino que se hayan implementado las medidas necesarias para afrontar lo que viene, en aras de mitigar los impactos negativos de las lluvias.

Columna publicada en el diario impreso:

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