Durante la semana anterior compartimos algunas reflexiones acerca de la corrupción, la manera en que ésta se concibe, cómo permea la sociedad y lo que consideramos efectivo para combatirla. Lo anterior resulta de particular importancia, en tanto que exige la verificación del planteamiento, pues no es asunto menor preguntarse, ¿Cuál debe ser el aporte de un Partido Político para disminuir los hechos corruptos en la sociedad en la que se encuentra?
Dijimos entonces que, de acuerdo con nuestra experiencia, para que el rol del Partido, en función de la comunidad, genere los resultados esperados al combatir la corrupción, es necesaria la construcción y el fortalecimiento continuo de tres pilares o fundamentos: Primero, la política es práctica y expresión constante de una auténtica vocación de servicio; segundo, la participación de la mujer se debe promover en términos concretos de incidencia y decisión; y tercero, el fomento de oportunidades reales traducidas en equidad, vida digna y generación de ingresos, es esencial.
La problemática de la corrupción, cual fenómeno disruptivo en la sociedad, no se resuelve en los clásicos debates sobre los “cambios en el sistema”, o mediante el “aumento del nivel educativo”. Es innegable que el acto corrupto no diferencia si el individuo obtuvo un doctorado, o apenas cuenta con niveles básicos de formación; no es un mal exclusivo de determinados estratos sociales o ciertas regiones geográficas; no declina solo por el sistema social, económico, o político imperante.
Con un poco más de detalle: Trabajar contra la corrupción desde el interior de cada uno impone que las acciones concretas se orienten hacia la consecución de la auténtica buena educación del individuo, la formación en valores, la aprehensión íntima de conceptos por completo realizables, entre los cuales se cuentan: honestidad, lealtad, solidaridad, respeto por los semejantes y los derechos que les son propios.
Pero, la pregunta obligada es si resulta posible trasladar a la práctica lo que hasta ahora se ha dicho. En efecto es así. El caso del Partido Político MIRA indica que se pueden tener lugares destacados en prácticas de transparencia, fomentar la participación y el buen manejo de los asuntos públicos, y en virtud de lo anterior, alcanzar distinciones de evaluadores externos que lo corroboren. Cuando los presupuestos de los que se ha hablado durante estas dos semanas, forman parte de la cotidianidad, hay autoridad suficiente para hablar, compartir y proponer.
Columna publicada en el diario impreso: