Se están salvando vidas Por: Carlos Alberto Baena (Revista Monopolio)

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A pesar de las críticas que surgieron en algunos sectores sociales luego de la aprobación de la ley 1696 de 2013, por medio de la cual se fortaleció el régimen sancionatorio en contra de quienes conducen un vehículo bajo el efecto de sustancias psicoactivas o alcohólicas, hoy por hoy las cifras que respaldan la medida son contundentes.

La iniciativa del Movimiento MIRA, que fuera presentada por primera vez hace casi 5 años, y que por diversas circunstancias no avanzó en cuatro ocasiones, finalmente se convirtió en Ley de la República el pasado mes de diciembre. Mientras la sociedad en general celebraba su aprobación y puesta en marcha, no faltaron quienes hablaron en contra alegando exageración, fundamentalismo o populismo. Incluso, hubo voces de desacuerdo entre quienes vieron disminuidas sus ventas de licor durante las festividades propias de fin de año.

Sin embargo, sólo unos días después de ser firmada por el Presidente, en el mes de diciembre, los efectos positivos se pusieron en evidencia. Hay cifras oficiales en las que se demuestra que los comparendos por conducir en estado de embriaguez disminuyeron en un 54%, en relación con el mismo período del año anterior. Por eso, podemos afirmar con precisión que: “Se están salvando vidas”. Lo que pretende la ley se está logrando, y es que la persona lo piense muy bien antes de ponerse al volante bajo los efectos del alcohol o de otras substancias, arriesgando de manera intencional e imprudente su propia vida y la de los demás.

No es para menos. Las sanciones oscilan entre unos 2 millones de pesos aproximadamente y 20 horas de trabajo comunitario, en el caso más leve, hasta los casi 30 millones y 90 horas, para las situaciones más severas. También hay suspensión o cancelación de las licencias e inmovilización del vehículo entre 1 y 20 días. Hoy vemos con satisfacción que lo riguroso de la norma está ayudando a generar conciencia y responsabilidad entre quienes en el pasado, de manera sistemática, optaron por ignorar las restricciones. Se trata entonces de un aporte, de lo más significativo, a la Convivencia y al Respeto, en el proceso de construcción de una sociedad más justa y equitativa. Hemos avanzado, pero aún queda un camino por delante, como el que conduce a aumentar las sanciones penales asociadas a estos hechos.

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